Las saudíes escriben un nuevo capítulo en la igualdad

Salma Bint Hizab al Oteibi. Quizá no te suene, pero ella, junto con otras 15 mujeres más, ha hecho historia: ha sido elegida concejala en las primeras elecciones en Arabia Saudí donde las mujeres podían votar y ser elegidas. El rey Abdalá bin Abdelaziz ya confirmó este hecho en el 2011 y cuatro años después, el 12 de diciembre del 2015 se ha hecho realidad. Las mujeres han votado por primera vez en Arabia Saudí.

Las mujeres han votado en las elecciones para elegir los consejos municipales. Elecciones de poca transcendencia política ya que estos consejos tienen muy poca responsabilidad en el país, sirven entre otros, para elegir dónde se colocan los semáforos. Sin embargo, en un país donde los derechos de las mujeres están tan restringidos: necesitan el consentimiento de un varón para matricularse en la universidad, contraer matrimonio, tener un trabajo remunerado, viajar, someterse a ciertas operaciones quirúrgicas… o donde las mujeres tienen prohibido conducir, el hecho de poder votar es un gran paso para el país.

Han pasado más de 120 años desde que el primer país legalizase el sufragio universal. Fue Nueva Zelanda en el año 1893, aunque no permitió presentarse a las mujeres. En 1902 fue Australia el primer país que legalizó el voto femenino y les permitió a ellas ser elegidas.

En el caso de España, fue durante la Segunda República, en el año 1931, cuando se aprobó el sufragio universal y en las elecciones de 1933 cuando por primera vez votaron las mujeres. Este hecho quedó truncado hasta más de 40 años después debido a la dictadura de Franco.

Sin embargo, esto no hubiera sido posible sin la lucha de grandes mujeres por la igualdad de derechos: Clara Campoamor, Kate Sheppard o Emily Davison, entre otras.

En España destacaron tres mujeres: Clara Campoamor, elegida diputada en el año 1931, luchó por la igualdad de derechos de la mujer y por el voto femenino. Este hecho la enfrentó a Victoria Kent, otra de las primeras diputadas en España y la primera mujer en intervenir ante un consejo de guerra en España, que estaba en contra del voto de la mujer. Y finalmente, Margarita Nelken, la única mujer que consiguió las tres actas parlamentarias durante la II República.
Ni Kent ni Nelken estaban a favor de otorgar el voto a la mujer, pero finalmente ganó Campoamor y se aprobó la igualdad de voto

En Gran Bretaña destaca el papel de Emily Davison, una mujer que murió defendiendo los derechos de las mujeres. Estudió en Oxford, con honores a sus resultados, cuando las mujeres no podían estudiar grados en Oxford. Luchó por los derechos de las mujeres. Tras ser detenida y encarcelada, se puso en huelga de hambre por la injusticia de estar encerrada. El día 4 de junio de 1913 fue atropellada por un caballo cuando intentaba colgarle un cartel sufragista. Davison murió días después y es, hoy en día, una de las precursoras del sufragio universal en Gran Bretaña.

Ojalá que dentro de pocos años se reconozca la labor de Salma Bint Hizab al Oteibi y las otras quince concejalas elegidas ayer en Arabia Saudí por lograr un país más justo. Ojalá se sumen a Campoamor o a Davison y que dentro de un tiempo salgan en los libros de historia por haber conseguido un mundo mejor.

Como dijo Clara Campoamor, “resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos, porque solo hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar; las demás las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar, a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras”


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